lunes, 21 de enero de 2013

Línea 3. Verde olivo, casi dorado. La travesía comienza...

Lunes, 18 de junio de 2012 estaba destinado a ser un día de comienzos. O al menos, dos: de semana y de mi caminar errante...bueno, no errante, pero sí largo.

La idea no tiene una hora fija para haber nacido; lo cierto es que, después de ir a consultar una calificación a Metalandia, en CU (o sea, el edificio D), y en vista de las poco atractivas maneras de perder el tiempo en el hogar, decidí ir al DF. Ustedes no están para saberlo, pero hoy estoy inexplicablemente locuaz, así que también tuvo que ver el hecho de estar muy contento, por la gente que me rodeaba, y porque estaba a punto de marcharme un mes a una localidad muy pequeña y un tanto pintoresca, llamada Charcas, ubicada en el Bajío (forma eufemística local en San Luis Potosí de llamarle al desierto) a una práctica profesional en una planta de Beneficio de Minerales. El Beneficio de Minerales, como nota, es el triturar, moler y separar los minerales con valor de los que no lo tienen, a partir de las rocas obtenidas de una mina. Eso es una parte importante de mi futura profesión. Pero divago. El hecho es que, debido a mi próxima ausencia de la Ciudad de México quería empaparme en ella, intoxicarme de dióxido de carbon y esmog, imprimir en mi memoria sus calles y su gente...discúlpenme la cursilería, me emocioné yo mismo.

La línea 3 fue inaugurada el 20 de noviembre de 1970, y recorría de Tlatelolco a Hospital General. 8 años después, el 25 de agosto, se abrió al público la estación de la Raza, y el 1 de Diciembre del '79, se concluyó la Línea como la conocemos ahora en dirección norte, hasta Indios Verdes. En 1980 se inauguraron dos tramos más: de Hospital General a Centro Médico, y de Centro Médico a Zapata. Por último, en 1983 se abrieron las estaciones restantes, hasta la actual terminal: Metro Universidad. Una de las Líneas que más veces se ha ampliado. En la primera mitad de 2012 transladó a 108' 879 710 usuarios.

Era alrededor del mediodía, subí en Metro Universidad y me dispuse a recorrer sentado las 21 estaciones que me separaban de Indios Verdes. Y lo hice. Más o menos 45 minutos duró el recorrido, un poco aburrido, por cierto. Pero, ya en la terminal, decidí que tenía que documentar mi recorrido, fotografiando con mi teléfono (a falta de cámara y talento para la fotografía) cada estación y lugar que me pareciera importante de la misma. La primer foto fue tomada a las 13:13.

 La primer estación de mi recorrido fue un tanto caótica. Primero, fui a conocer las esculturas patinadas que dan nombre a la estación, porque no las conocía. Por cierto, representan dos tlatoanis mexicas, que destacan: uno, por ser el primero en que se expandió el imperio, llamado Itzcóatl, y otro, por ser el más grande de los Grandes Oradores (o Huey Tlatoanis): Ahuitzotzin (su nombre sin el sufijo -tzin era Ahuizotl, el sufijo es debido a la nobleza). El autor, Alejandro Casarín, según cuenta una de las leyendas urbanas, también fue el encargado de hacer unas esculturas que representaban a dos emperadores incas, no sé quienes, y al empacar las esculturas hubo un error, así que en Perú se encuentran los Huey Tlatoanis mexicas, y en México, los gobernantes del antiguo Imperio inca. Pero cuestiones geográficas, y chauvinistas no me negaron el placer de conocer El Parque Mestizo, donde están emplazadas. Hasta aquí mi disertación de estas esculturas, porque tal tema es suficiente para una entrada, o un libro.




 Posteriormente, en palabras de abuelita "agarré camino": por Insurgentes. Caminé por ahí, para hallar uno de los descubrimientos bonitos en el DF: la Capilla del Señor de la Misericordia. Seguí caminando hasta Deportivo 18 de Marzo (llegué a las 13:35), correspondencia con Línea 6, direcciones El Rosario y Martín Carrera, donde halle a una compañera que también es anfitriona en Universum, Viridiana, de la sala de Matemáticas. El símbolo de la estación es un jugador de pelota. Continué por Insurgentes, donde hallé una de las mejores muestras de la Cultura Popular: un altar a la Virgen de Guadalupe.

Llegar a Potrero, cuyo símbolo se debe a que cerca está la colonia Hipódromo Peralvillo, que en el Porfiriato era una zona de crianza de caballos; llegué a las 13:50. Pero en la siguiente avenida hallé una de las mejores imágenes de la jornada: un letrero anunciando un motel, y abajo el letrero que indicaba que hacia el mismo lado, existe una secundaria. El siguiente paso fue sencillo, igual que los demás; sin embargo, todo el mundo dice que me arriesgué a un gran peligro caminando el área de los puentes de la Raza, cuyo simbolo representa el Monumento. Afortunadamente no sufrí ningún percance, y alcancé la entrada de la Línea 5 de Metro la Raza (a las 14:02)., donde incluso tomé una foto bastante mala del Monumento. Pero a partir de ahí comenzó una hora de incertidumbre: caminé hacia el Centro Médico Nacional, lo rodeé, llegué a Circuito Interior, después Jacarandas, después hallé de nuevo Insurgentes Norte, hasta que hallé el lugar donde empieza el Eje 1. Si hubiera checado antes la traza del Metro, no hubiera perdido así, me hubiera metido por Zarco y ya, pero...terminé dando vueltas hasta que, una hora después de perder de vista la Raza, llegué por fin al Metro Tlatelolco, que es representado por el edificio más emblemático de la zona habitacional, a las 15:08. Ahí tomé el Eje 1, desperdiciando la grandiosa oportunidad de conocer una colonia de las más tradicionales del DF: la Guerrero. Sin embargo, no escaparon a mi vista imágenes grandiosas, como el tendedero público antes de llegar al Metro Guerrero, a las 15:23.




Continuar en el Eje era una opción viable; sin embargo, el Sol, "la calor"(déjenme, la RAE lo acepta oficialmente Ö) y mi cansancio para este momento, ya eran considerables. Cuando uno camina, a veces solo hay que tapar el Sol mentalmente, concentrarse en dar un paso más y creer que falta poco. Aunque apenas vayan 6 estaciones. Así apareció el ex-convento de San Fernando, después el Panteón y finalmente, después de un cruce mortal para los peatones, llegué a la que, cada 28, se convierte en un blanco de romerías provenientes de todo el DF: la iglesia del Santo Patrono de nuestra Ciudad, San Hipólito. O, como todo el mundo la conoce, "la iglesia de San Juditas", que indicaba mi llegada a la estación Hidalgo. Para entonces, ya eran las 15:38, y llevaba 2 horas y veinticinco minutos caminando, y yo estaba emocionado.

Después, tomé la calle Balderas y caminé la estación más corta del metro: de Hidalgo a Juárez. Entre andén y andén hay cerca de 400 m. Antes de llegar a Metro Balderas a las 15:55, pasé por el INEGI, la estación Juárez del Metrobús Línea 4, y finalmente a la Ciudadela, para después pasar a un lado de la Ciudad de Los Libros inaugurada por una de las personas que admiro, la ex directora de Conaculta, Consuelo Sáizar. Metro Balderas es un lugar cargado de Historia, y tambien de muchas historias: tiene una canción, ahí se murió Rockdrigo González, ahí hubo un incidente bastante desagradable en : un tiroteo que acabó con la vida de un albañil, entre otras cosas. Pero la violencia en este lugar no es cosa nueva; de hecho, el símbolo de la estación se debe a un acto bélico, conocido de nombre por nosotros: la Decena Trágica. En esos días negros, un general brillante, llamado Manuel Mondragón con la ayuda de Félix Díaz, calculó un tiro de cañón de la Plaza de La Ciudadela a Palacio Nacional, de cerca de 1.5 km en línea recta, la Puerta Mariana (que, según las lenguas, abrió Mariano Escobedo para que por ahí entrara su amante sin ser molestada). Y atinó a su objetivo. Benditas Matemáticas. Por eso, la estación tiene como símbolo un cañón.

Después, llegue por esa calle al Semefo, al Tribunal Superior de Justicia del DF, hasta Niños Héroes a las 16:06, la estación con un kepí conmemorando la Batalla del 13 de Septiembre de 1847, donde unos adolescentes, entre ellos Miguel Miramón, que después sería fusilado con Maximiliano, defendieron el H. Colegio Militar, entonces en el Castillo de Chapultepec, donde presencié como dos perros que al parecer no se cayeron bien, casi que se pelean mientras sus dueños ligaban.








Llegué a Hospital General a las 16:18, para por fin dar vuelta y ver el Jardín López Velarde, autor de delicias como "La Suave Patria". Al metro Centro Médico llegué 10 minutos después y pasé junto al Panteón Francés, y luego Parque Delta, el antiguo Parque del Seguro. A las 16:42 llegué al inicio de la parte aburrida: la antigua glorieta de Etiopía. Después, a las 16:58 por fin apareció Eugenia, y 7 minutos después, apareció Metro División del Norte, el inicio de Avenida Universidad, y nubarrones ya no en el horizonte, sino sobre mi. Comencé a caminar más rápidamente. A las 17:18 llegué a Zapata y las gotas comenzaban a caer y ya para metro Coyoacán, llovía, a las 15:31. Para entonces, me metí a la plaza Centro Coyoacán, y como no quería mojarme, no comí Chupas, comí un McTrío del día y una hora después, seguí mi camino. A las 18:26 pasé frente a Metro Viveros y la casa de una buena amiga, para seguir hasta Metro Miguel Ángel de Quevedo, un arbolito, porque dicho personaje fundó los viveros en el DF; a las 18:36. Para entonces ya no soportaba casi mis pies, ni el roce del pantalón, y llevaba 5 horas veintitrés minutos.




A Copilco, cuya imagen es de la cultura olmeca y representa el Dios del Agua. Llegué a las 19:01 y a Universidad, la tierra prometida para entonces, llegué a las 19:20. La satisfacción al llegar a Delfín Madrigal, el último giro del camino, y la vista del objetivo es algo...increíble.

Aunque para entonces mis piernas mataban, no tenía en mente recorrer 202 km caminando..afortunadamente. el no tener claro esto hacía la meta menos abrumadora...

Por fin terminé mi travesía, y ustedes de leer esto. Espero mejorar conforme escriba y hacer mis crónicas un poco más amenas...

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