martes, 22 de enero de 2013

Línea 6. Roja.

16 de enero de 2013. Fecha cualquiera. Un miércoles, donde tenía que ir a mis labores de becario de Universum, y comenzar a planear el horario de mi 8º semestre. Porque decidir entre llevar Metalurgia de aleaciones coldas base Aluminio, o Hierros colados es difícil, pero para evitar pensar en eso, y con la compañía de otro estudiante de la Facultad de Química de la UNAM, Victor, nos dispusimos a caminar la Línea 6 del Metro.


Y me parece un buen momento para hablar acerca de en qué me baso para la dirección en la que caminaré tal o cual dirección. Es, de simple, muy obvia: camino del lugar más lejano del hogar, emplazado cerca de metro Universidad, Linea 3, para que el regreso sea más rápido, pueda hallar lugar en el transporte colectivo del DF hacia mi casita.

Así que arribamos a la última estación a la que llegué caminando la vez pasada, Martín Carrera, a las 10h18, para repetir el camino de la última vez: caminar hacia  la Basílica. Sin embargo, esta vez pudimos observar una gran cantidad de peregrinos llegando a su viaje. Bueno, no sé si se puedan llamar "peregrinos"...porque era un término empleado en la Edad Media para referirse a quienes caminaban hacia Santiago de Compostela.

Así que, después de casi llegar a la Basílica, giramos y llegamos al metro La Villa-Basílica. Por cierto, ¿creyeron que se salvarían de la arenga acerca de la Virgen? Pues ¡¡NO!! Hablemos un poco acerca ¿por qué hay tantas vírgenes? La respuesta es simple: no las hay. Solo es una. Pero tiene muchas (palabra extraña) advocaciones. Discúlpenme la comparación, pero es como una Barbie. Hay muchas presentaciones. Igual acá. Entonces, la de Guadalupe, llamada así por una provincia española, es un sincretismo entre la piel "morena" y la virgen. Se supone que en el cerro del Tepeyac estaba el teocalli de Tonantzin, una advocación de la Diosa Coatlicu que era algo así como la confesora. Se "comía los pecados". Y todo eso lo puse solo por una estampa: representa a Coatlicue, la madre de los Dioses. Si no reconocen la imagen, pongo una foto que tomé en el MNA. Pero el logotipo "oficial" es una efigie de la Virgen y la silueta de la Basílica.





Pero, continuando con el recorrido, llegamos, siempre a través de una avenida llamada Ricarte, después de ver la Basílica y un maniquí colgando de las oficinas del metro, al deportivo 18 de marzo. Que era de los trabajadores y cuya inscripción costaba un peso. No pudimos entrar, porque estaba cerrado. Enfrente hay una calle con nombre hilarante, "General Popo", que era una llantera...pero esta estación está en Insurgentes, así que tuvimos que pasar hacia el otro lado y vimos una de los planteles de la Escuela Nacional Preparatoria, el plantel 9. Continuamos por Ricarte, hasta metro Lindavista, cuya silueta es la iglesia de San Cayetano. Que no conozco, y en verdad lo lamento. Pero continuamos por la misma avenida, pasando por una zona que, de hecho, me sorprendió. Yo esperaba algo abandonado, sucio y graffiteado, pero...nos encontramos con una zona casi residencial, vacía y con casas bastante bonitas. Siguiendo este camino, por fin llegamos al Eje Central, que pasamos por un puente peatonal algo lejano y apareció ante nosotros el Instituto Mexicano del Petróleo. Tiene gracia, dos Ingenieros Químicos en formación (bueno, yo más Metalúrgico que Químico), pasando, casi como presagio, ante el IMP, para posteriormente ver la estación Instituto del Petróleo, a las 11h38. Después, tomando por poniente 134 hasta el Metrobús, Línea 3.








Comenzaba la parte ardua del trayecto. Una buena conversación disfraza siempre un poco la monotonía de la parte industrial de Vallejo. Porque entre el metro Instituto del Petróleo, y la estación del tren suburbano Fortuna están los metros Vallejo, con su fábrica contaminante, y Norte 45, con su original brújula. Después de atravesar por el paradero (generalmente les digo CETRAM, CEntro de TRAnsferencia Modal),y llegar al mercado de Ferrería, perdimos el rumbo. Usualmente yo no pregunto; el pedir indicaciones me parece no cobarde, sino que le quita la esencia al placer de caminar y descubrir nuevos lugares. Pero, en vista de la compañía, preguntamos. Y llegamos al metro Ferrería/Arena Ciudad de México...y a la indignación de Luis Miguel (o sea, yo). Antes, el metro Ferrería era representado por una vaquita, porque en este lugar se ubicaba un rastro grande, y se llamaba Ferrería por el instrumental (que era de acero, no de hierro) con el que se marcaba a las reses y vacas. Sin embargo, se le cambió el nombre (añadiéndole) por la reciente inauguración de la Arena Ciudad de México. Pero no quedó ahí. Pusieron, en vez de la vaca feliz, una caja. Eso mismo, una caja, que me hace pensar en un Nintendo y no en un edificio. Para entonces, ya eran las 12h33.








Continuamos por la Calzada, y pasamos frente a algunas oficinas públicas. Si conocen, o han visitado el DF, saben que es virtualmente imposible visitarlo sin ver una manifestación...y la vimos frente a unas oficinas públicas. No sé de que. Caminando, caminando, llegamos hasta que cambia de nombre a Refinería Azcapotzalco. Y caminando y platicando, de la vida y del amor, y de soccer, llegamos a metro Azcapotzalco, lugar de hormigas, representado, claro, por una hormiga trabajadora. O esa impresión me da.
Seguimos hasta llegar a Tezozómoc, antiguo rey del señorío de Azcapotzalco, quienes avasallaron a los mexicas. Y ya solo faltaba una estación. Así de rápido.




Por fin caminamos mucho. Y llegamos, para hallar el Metro El Rosario. Y llevarme la mayor sorpresa. Mucha gente me había dicho que el CETRAM de El Rosario era un potencial peligro de asalto. Esperaba puestos de comida callejeros, ratas, de dos y cuatro patas, micros, y mucha basura. Nada más lejos de la realidad. Un CETRAM moderno, más parecido a una plaza comercial que a un paradero. Y es bello. Hay hasta cine, con todo y 3D. Y así fue, que a las 13h28, tres horas 10 minutos después de empezar, concluimos la jornada. Rendidos, porque aunque 11.434 km no es tanto, un día antes me fui a un semáforo a hacer malabares...







Línea 4. Azul turquesa...y Basílica, y panteón.

Caminar es casi, una pasión inexplicable. Se empieza con un paso, con una bocanada de aire, con un objetivo, cierto o incierto en mente y se mueve la pierna. en Call of Duty:Black Ops (aparte de todo, soy un gamer...) dicen, acertadamente, "Every hard journey begins with a single step". Nada más cierto. Cada travesía, del tipo que sea, empieza con un paso, o movimiento.

Acaso por eso, mis papás y mi tía me invitaron a su recorrido. Decidieron que, como forma de agradecimiento, por los favores recibidos, caminarían hacia la Basílica de Guadalupe. Bien escribió Paz, que todos los mexicanos somos también guadalupanos. Así que, casi al rayar el día (las 8 de la mañana son una hora indecente para un estudiante en vacaciones), salimos de la Colonia Héroes de Churubusco, en Ermita y la Viga, para el recorrido.

Y es que caminar por La Viga hasta que se divide, para dar a Luz a Congreso de la Unión no es tan sencillo. Pero no lo tomaré en cuenta, en parte porque aunque pasamos por Iztacalco y vimos puestos de comida, iglesias (poquitas) y cosas de la Ciudad, nada demasiado interesante, ni emocionante como cuando empieza el Metro ¿La fecha? 4 de enero, de 2013. Llegamos, pues, a metro Santa Anita, representado por un venedor en su canoa, por el canal de la Viga, correspondencia con Línea 8, direcciones Constitución de 1917 y Garibaldi, al cuarto para las 10. Día frio, pero agradable. Caminando siempre en linea recta (o todo lo recto que puede caminarse en las trampas peatonales que son las calles del DF, con puestos callejeros, tianguis, postes, tocones de postes, tornillos de postes, señalamientos y, por si fuera poco, zaguanes que de pronto escupen autos), llegamos al Mercado de Jamaica, con su simpática mazorca. Seguimos caminando, para llegar al metro fray Servando, el parque de los poetas y, a lo lejos, la secundaria de una gran amiga, que quiero mucho (lo digo por ti, Winnyberta), para después ver el Metrobús de la Línea 4, a las 10h22. La charla, amena.





Por fin se presentó La Candelaria, con su pato. Las estaciones ya recorridas, es decir, Fray Servando, Jamaica y Santa Anita se inauguraron, para L4, en mayo del 82, casi 9 meses después que el resto, inauguradas en 1981, en agosto. El pato de la Candelaria, antigua zona de prostitutas (ahora no se, no pregunté), es porque había un lago, con patos. Claro, eso y que se llama "Candelaria de los Patos". Esta estación está junto al odiado por todos los mexicanos, H. Congreso de la Unión, estrado de políticos sobresalientes y haraganes con sueldo.La Cámara de diputados, búnker al menos una vez al año, por el Informe de Gobierno. Caminando, llegamos a la estación Morelos, correspondencia con Línea B, ubicada en esta peculiar zona, conocida y temida por todos, cerca de Tepito. Quinta estación. Para entonces, ya eran las 10h45.



Charlar, caminar, comer, cbeber. Eso significa recorrer acompañado un camino. O, más bien, en eso se resume.
A continuación, llegamos al metro Canal del Norte, que comunicaba La Villa con el Centro. Después, Río Consulado, y la primera (y única) dificultad seria: pasar la Avenida Río Consulado. La solución nos la dio el mismo Metro que recorríamos: entramos a la estación. Pasamos al otro lado. Por cierto, el logotipo de la estación, es un ducto con el entubado Río Consulado dentro. Pasar por Bondojito no fue un problema, como imaginaba. El "nopalito" (eso significa "bondojito") es más pacífico, por el Eje, de lo que imaginaba. A continuación, llegamos a Talismán a las 11h52. El símbolo de Talismán merece una descripción, porque en ningún lado (además de la India) el elefante es un talismán. La razón es simple; en donde está la estación se encontraron huesos de mamut.





Por último, y desviándonos un poco del objetivo real (la Basílica), llegamos por fin, 2 horas y media después de empezar a caminar (la linea), y 9.363 km, llegamos al busto de Martín Carrera, artillero de la Guerra de Independencia, y senador.

Sin embargo, después nos dirigimos a la Basílica, pero debido a que una bisabuela está enterrada en el panteón . Después de una hora de deambular, y de ver piletas con peces, por fin hallamos la tumba. "Agripina Espinosa, Rdo de familiares, 1958", decidimos ir a ver a la virgen de Guadalupe.






Entrar a la Basílica por una calle lateral siempre es emocionante; máxime si se trata de entrar a la capilla del Pocito y les gusta el arte sacro. Porque las cúpulas y el escudo de San Pedro son bonitos, el altar estofado, con un Jesús tallado, y joven con San José eran bonitos...pero ¡VER CUATRO CABRERAS! Y no, no en un museo. Eran cuatro pinturas de Miguel Cabrera, FIRMADAS, no atribuidas, siendo parte del acervo de una institución que todavía tiene culto...como una imagen vale más que mil palabras, y no tengo tantas para describir, les dejo unas cuantas fotos y el mapa del recorrido.











Hasta este día había recorrido 51.354 km (o el 25.3% de los 203 km totales de la red), y 54 estaciones de las 165 (ya quitando las correspondencias; si no las quito, son 55 de 195), es decir, el 32.7%. Aún un largo camino por recorrer...