Y me parece un buen momento para hablar acerca de en qué me baso para la dirección en la que caminaré tal o cual dirección. Es, de simple, muy obvia: camino del lugar más lejano del hogar, emplazado cerca de metro Universidad, Linea 3, para que el regreso sea más rápido, pueda hallar lugar en el transporte colectivo del DF hacia mi casita.
Así que arribamos a la última estación a la que llegué caminando la vez pasada, Martín Carrera, a las 10h18, para repetir el camino de la última vez: caminar hacia la Basílica. Sin embargo, esta vez pudimos observar una gran cantidad de peregrinos llegando a su viaje. Bueno, no sé si se puedan llamar "peregrinos"...porque era un término empleado en la Edad Media para referirse a quienes caminaban hacia Santiago de Compostela.
Así que, después de casi llegar a la Basílica, giramos y llegamos al metro La Villa-Basílica. Por cierto, ¿creyeron que se salvarían de la arenga acerca de la Virgen? Pues ¡¡NO!! Hablemos un poco acerca ¿por qué hay tantas vírgenes? La respuesta es simple: no las hay. Solo es una. Pero tiene muchas (palabra extraña) advocaciones. Discúlpenme la comparación, pero es como una Barbie. Hay muchas presentaciones. Igual acá. Entonces, la de Guadalupe, llamada así por una provincia española, es un sincretismo entre la piel "morena" y la virgen. Se supone que en el cerro del Tepeyac estaba el teocalli de Tonantzin, una advocación de la Diosa Coatlicu que era algo así como la confesora. Se "comía los pecados". Y todo eso lo puse solo por una estampa: representa a Coatlicue, la madre de los Dioses. Si no reconocen la imagen, pongo una foto que tomé en el MNA. Pero el logotipo "oficial" es una efigie de la Virgen y la silueta de la Basílica.
Pero, continuando con el recorrido, llegamos, siempre a través de una avenida llamada Ricarte, después de ver la Basílica y un maniquí colgando de las oficinas del metro, al deportivo 18 de marzo. Que era de los trabajadores y cuya inscripción costaba un peso. No pudimos entrar, porque estaba cerrado. Enfrente hay una calle con nombre hilarante, "General Popo", que era una llantera...pero esta estación está en Insurgentes, así que tuvimos que pasar hacia el otro lado y vimos una de los planteles de la Escuela Nacional Preparatoria, el plantel 9. Continuamos por Ricarte, hasta metro Lindavista, cuya silueta es la iglesia de San Cayetano. Que no conozco, y en verdad lo lamento. Pero continuamos por la misma avenida, pasando por una zona que, de hecho, me sorprendió. Yo esperaba algo abandonado, sucio y graffiteado, pero...nos encontramos con una zona casi residencial, vacía y con casas bastante bonitas. Siguiendo este camino, por fin llegamos al Eje Central, que pasamos por un puente peatonal algo lejano y apareció ante nosotros el Instituto Mexicano del Petróleo. Tiene gracia, dos Ingenieros Químicos en formación (bueno, yo más Metalúrgico que Químico), pasando, casi como presagio, ante el IMP, para posteriormente ver la estación Instituto del Petróleo, a las 11h38. Después, tomando por poniente 134 hasta el Metrobús, Línea 3.
Comenzaba la parte ardua del trayecto. Una buena conversación disfraza siempre un poco la monotonía de la parte industrial de Vallejo. Porque entre el metro Instituto del Petróleo, y la estación del tren suburbano Fortuna están los metros Vallejo, con su fábrica contaminante, y Norte 45, con su original brújula. Después de atravesar por el paradero (generalmente les digo CETRAM, CEntro de TRAnsferencia Modal),y llegar al mercado de Ferrería, perdimos el rumbo. Usualmente yo no pregunto; el pedir indicaciones me parece no cobarde, sino que le quita la esencia al placer de caminar y descubrir nuevos lugares. Pero, en vista de la compañía, preguntamos. Y llegamos al metro Ferrería/Arena Ciudad de México...y a la indignación de Luis Miguel (o sea, yo). Antes, el metro Ferrería era representado por una vaquita, porque en este lugar se ubicaba un rastro grande, y se llamaba Ferrería por el instrumental (que era de acero, no de hierro) con el que se marcaba a las reses y vacas. Sin embargo, se le cambió el nombre (añadiéndole) por la reciente inauguración de la Arena Ciudad de México. Pero no quedó ahí. Pusieron, en vez de la vaca feliz, una caja. Eso mismo, una caja, que me hace pensar en un Nintendo y no en un edificio. Para entonces, ya eran las 12h33.
Continuamos por la Calzada, y pasamos frente a algunas oficinas públicas. Si conocen, o han visitado el DF, saben que es virtualmente imposible visitarlo sin ver una manifestación...y la vimos frente a unas oficinas públicas. No sé de que. Caminando, caminando, llegamos hasta que cambia de nombre a Refinería Azcapotzalco. Y caminando y platicando, de la vida y del amor, y de soccer, llegamos a metro Azcapotzalco, lugar de hormigas, representado, claro, por una hormiga trabajadora. O esa impresión me da.
Seguimos hasta llegar a Tezozómoc, antiguo rey del señorío de Azcapotzalco, quienes avasallaron a los mexicas. Y ya solo faltaba una estación. Así de rápido.
Por fin caminamos mucho. Y llegamos, para hallar el Metro El Rosario. Y llevarme la mayor sorpresa. Mucha gente me había dicho que el CETRAM de El Rosario era un potencial peligro de asalto. Esperaba puestos de comida callejeros, ratas, de dos y cuatro patas, micros, y mucha basura. Nada más lejos de la realidad. Un CETRAM moderno, más parecido a una plaza comercial que a un paradero. Y es bello. Hay hasta cine, con todo y 3D. Y así fue, que a las 13h28, tres horas 10 minutos después de empezar, concluimos la jornada. Rendidos, porque aunque 11.434 km no es tanto, un día antes me fui a un semáforo a hacer malabares...